Estas denominaciones derivan su nombre de la palabra griega presbíteros, que
significa literalmente "anciano". La iglesia es administrada a través de "presbíteros", elegidos democráticamente por las comunidades de
cristianos locales, gobernadas por un "consistorio"
o "consejo" de presbíteros. Estos delegados también integran los concilios de la Iglesia, que son los Presbiterios, Sínodos y la Asamblea General,
también llamada Concilio Nacional o Supremo Concilio. Los presbíteros pueden
ser regentes (que gobiernan) y docentes (que enseñan, es decir, los pastores).
Como el resto de los protestantes, los presbiterianos creen que la
salvación es sólo por fe, no por obras, y que no se debe establecer como
doctrina ninguna enseñanza que no esté recogida, de forma explícita o
implícita, en las páginas de la Biblia. Rechazan la veneración de las imágenes, las oraciones por los difuntos, la intercesión de los santos difuntos, así como la autoridad de la tradición eclesiástica y la autoridad del Papado.
Entre sus
énfasis están la soberanía de Dios, la elección divina, la importancia central
de la Biblia y dos sacramentos (bautismo y santa cena o eucaristía), el
concepto del pacto, la validez permanente de la ley moral y la perfecta conciliación de la
piedad y el cultivo intelectual. Su fe es recogida en las notables
formulaciones confesionales (confesiones de fe y catecismos)
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